¿Piel obtenida a partir de la uva? Así es. En colaboración con bodegas italianas, Vegea™ ha recibido el Global Change Award por encontrar la manera de convertir los desechos de la elaboración del vino en una piel vegetal alternativa. Además de ser respetuosa con los animales y libre de solventes, tampoco requiere metales pesados ni otras sustancias nocivas durante el proceso de convertir las pieles, los tallos y las semillas de las uvas desechadas en un hermoso cuero vegetal. El nombre Vegea™ viene de la combinación de «veg» (vegano) y «gea» (Madre Tierra).
¡Saludemos al primer material para la moda obtenidor a partir de 100% algodón desechado! La empresa sueca que hay detrás de Circulose® encontró una forma de recoger el algodón y la viscosa desechados, convertirlos en un lodo que se transforma en pulpa biodegradable para después crear nuevas fibras, hilos, tejidos y prendas. Todo ello sin perder calidad en comparación con las fibras vírgenes. Se alimenta con energías renovables y no necesita algodón virgen, árboles ni aceite: esta inteligente innovación es un sueño circular hecho realidad.
Cada año los restos de las cosechas de cultivos alimentarios se queman o se dejan pudrir. Pero los millones de toneladas de residuos de plataneros, hojas de piña, tallos de arroz, cañas de azúcar, de cáñamo y de lino son recursos valiosos. Circular Systems, ganadora del Global Change Award, decidió hacer algo al respecto. La idea es que, al transformar los residuos de los cultivos alimentarios en productos de fibras naturales de alto valor, los agricultores reciben un ingreso adicional y los residuos no acaban contaminando nuestro planeta. Agraloop™ BioFibre™ es totalmente reciclable, renovable y biodegradable.
Si la vida te da limones (o naranjas), no hagas limonada. Crea una fibra de lujo. Al menos esta es la opinión de la empresa italiana Orange Fiber, ganadora del Global Change Award. Esta empresa encontró una manera de crear un tejido sostenible a partir de residuos, utilizando subproductos de la industria de los zumos cítricos (de los cuales se producen más de 700.000 toneladas al año en Italia). Su funcionamiento es el siguiente: una vez exprimido todo el zumo de los cítricos, se extraen fibras de celulosa de la corteza y de la pulpa. La celulosa se transforma en un ovillo biodegradable con un tacto suave similar al de la seda.